Aparecido en la Revista „Paracelso“  Número 2/2011, 4/VIII, (Pagina 11-14) Deutsch English

Del Hierro al Oro: El Carlsmetall Alquímico de Saint Germain

La iluminación y la perfección personal siempre han sido la meta de los investigadores alquimistas. La transmutación legendaria de los metales inferiores en oro fue sólo el símbolo externo de que la “luz” interna de los alquimistas había avanzado mucho. Se creía que el Conde de Saint Germain había logrado la transmutación de los metales y las piedras preciosas y se lo consideraba como un alquimista que había avanzado a “Maestro Ascendido”. Al menos se ha probado históricamente su trabajo de laboratorio con el Landgrave Carl de Hesse-Kassel y la transmutación del hierro en el legendario “Carlsmetall”.

Von Ulrich Arndt

El Conde de Saint Germain es famoso como alquimista, francmasón, político y diplomático secreto de diferentes casas reales, trotamundos y sanador del siglo XVIII. Existen muchos informes espectaculares y variopintos acerca de su vida, y hasta su muerte permanece desconocida. Rudolf Steiner lo consideraba una reencarnación del gran adepto, Christian Rosenkreuz, el fundador de la Orden de los Rosacruces. En el campo de lo esotérico “Saint Germain” es visto como uno de los “Maestros Ascendidos”, y consecuentemente, como una persona que podía desarrollar su conciencia hasta tal punto que ahora -como una entidad no física en un estado superior de conciencia– apoya espiritualmente a la humanidad en su desarrollo. Era exactamente el tema de la transformación y desarrollo de la conciencia lo que tocaba su trabajo secreto alquímico de laboratorio con el Landgrave Carl de Hesse-Kassel, o sea, sobre la elevación del hierro a oro. En un sentido energético esta transmutación corresponde a la transformación de la energía agresiva de Marte que se le adjudica al hierro, en la cualidad equilibrada “dorada” del Sol. Esta transformación externa tiene su equivalente en la naturaleza interior del alquimista, y aquí el estado del “hierro” se equipara al ego que está empezando a ser consciente de sí mismo en una confrontación con el entorno. Este “ego de hierro” se tiene que desarrollar y perfeccionar en una personalidad armoniosa con cualidades mentales y espirituales superiores, esto es, en la cualidad del “sol” y “del oro”. El signo exterior de este camino alquímico que Saint Germain y Landgrave Carl anduvieron juntos entre 1779 y 1784 fue el legendario, luminoso y dorado “Carlsmetall”.

El Landgrave Carl y la Alquimia

El Landgrave Carl de Hesse-Kassel, gobernador danés de Schleswig-Holstein, residía en el castillo de Gottdorf en Schleswig, Louisenlund, que hacía de residencia de verano y el cual todavía tiene el peculiar jardín alegórico con símbolos de francmasonería y alquimia y que una vez albergó a la “torre de los alquimistas”. Contenía una gran sala de reuniones de francmasones de cuya logia Carl era miembro. No obstante, en su sótano, el Conde de Saint Germain estableció su laboratorio alquímico. Algunos resultados prácticos de este laboratorio alquímico fueron nuevos sistemas para teñir y mejorar telas, cueros y metales, para lo cual el conde dirigió y extendió la Ott Manufacture de Eckernförde.

El trabajo real, no obstante, fue la “alquimia interna” en la que Saint Germain introdujo al Landgrave. El objetivo real de la alquimia no ha sido hacer oro partiendo de un metal inferior como el plomo o el hierro, si no encontrar el supremo remedio universal -el remedio que transforma el cuerpo, el espíritu y el alma en partes iguales: todo lo pesado, oscuro y enfermo del ser humano -simbolizado con la “oscuridad” del plomo o hierro- se tiene que “iluminar”, “encender” por el elixir alquímico de la vida, y convertirse en salud, simbólicamente en el “luminoso oro“. Esta transformación o “transmutación” no es más que la “Gran Obra” de la alquimia en el ser humano. Frater Albertus, el bien conocido alquimista del siglo XX, lo puso en lenguaje moderno, “La alquimia no es más que la elevación paulatina del estado de las vibraciones”. La transformación del metal inferior en oro verdadero sólo es una prueba externa para el alquimista de que la transformación también es posible en el interior de la persona, y de que él ha alcanzado esta cualidad interna.

Un estudioso de la alquimia siempre tenía que encontrar los siguientes pasos de esta evolución hacia el “oro” por sí mismo, y los tenía que armonizar con el desarrollo interno -y es precisamente esto lo que el Landgrave Carl pone en su carta. “Él (Saint Germain) me confió todo este conocimiento de la naturaleza de las cosas, pero sólo los rudimentos, y luego me dejó buscar los significados para hallar el propósito por mí mismo y se sintió inmensamente feliz por mi progreso. Es lo que él hizo en conexión con los metales y las piedras. Me enseñó la realidad de los colores, así como otros conocimientos importantes”.

El Carlsmetall poseía un brillo dorado que, sin embargo, se volvía oscuro pasado un cierto tiempo -motivo por el cual él y su trabajo alquímico con Saint Germain fue ridiculizado por los extraños. De hecho, los dos habían intentado una transmutación completa de hierro a oro –desconocida para nosotros- que de hecho fracasó. Con respecto a la “alquimia interna”, no obstante, esto podía significar que aunque el Landgrave Carl había avanzado mucho en el desarrollo interno necesario, aún no lo había completado en ese momento.

La Alquimia Interna: Desarrollo de la Cualidad del Sol

Después de la muerte (o desaparición o “ascenso”) de Saint Germain en 1784, el Landgrave Carl se convirtió rápidamente en uno de los principales filósofos y francmasones de la Ilustración en Europa. Fundó varias Logias, protegió de la persecución a las Logias Masónicas judías, e incluso obtuvo un estatus legal público seguro para la orden Masónica de Dinamarca. Su forma iluminada de pensar se mostró también en forma práctica: él trató gratuitamente a la gente pobre con remedios vegetales, según recetas de Saint Germain, y pagó a los médicos. Como uno de los primeros príncipes, abolió la servidumbre en su estado de Gereby, -hoy Karlsburg- en 1790. Esto es remarcable ya que poco antes, en Francia, se había abolido la servidumbre por primera vez, como resultado de la revolución de 1789. En Prusia, la abolición tuvo lugar recién en 1887, y en muchos países alemanes no cambió nada en relación con la servidumbre de los campesinos. ¿Pudo finalmente el Landgrave Carl completar su sendero de desarrollo interior –“del hierro al oro”?

La Esencia Alquímica, el “Carlsmetall”

Este extraordinario esfuerzo alquímico del Landgrave Carl de Hesse-Kassel, con el apoyo de Saint Germain, fue la causa de que obtuviera la “esencia del Carlsmetall”: una esencia alquímica, fabricada realmente según los métodos de laboratorio de Paracelsus, de hierro y oro. Esta esencia del Carlsmetall apoya el camino de la alquimia interior “del hierro al oro”, concretamente, el desarrollo de un ego muy poco consciente de sí mismo, en un ego espiritual completamente desarrollado.

El Landgrave Carl de Hesse-Kassel

La precondición para producir esta esencia de Alta Alquimia, fue el redescubrimiento del “diluyente secreto” como el también llamado “Mercurio filosófico” y el “fuego secreto de la sal” en el año 2000. Sólo con la ayuda de esto es posible disolver metales como el oro, la plata, el hierro y el platino, y las piedras preciosas más duras como los diamantes, rubíes, esmeraldas y amatistas. Aquí, estos disolventes especiales no solo “licúan” metales y piedras preciosas -los ácidos fuertes como el aqua regia también lo pueden hacer– sino que también actúan a un nivel energético disolviendo la conexión entre el cuerpo, el espíritu y el alma de las sustancias –lo que se llamó la sal, el mercurio y el azufre– uniéndolos nuevamente por un arte de laboratorio, en un nivel energético y espiritual. Así, desde el año 2000, se crearon la famosa esencia de oro, “Aurum Potabile” y otros metales, piedras preciosas y flores. Durante la fabricación de la esencia del Carsmetall, se separa la agresividad ardiente del belicoso hierro y se transforma en la incandescencia que envuelve al encendido brillo del oro.
Según las enseñanzas alquímicas de los chakras, el hierro se asigna al chakra del plexo solar. En el chakra del plexo solar, todo lo extraño se integra a nuestro ser. Esto regula el procesamiento y la conexión de lo externo y del subconsciente interno, en un “ego”. De manera similar, su armonización también asegura un procesamiento y una captación más favorable de las energías provenientes del alimento. Una función armoniosa del chakra del plexo solar le otorga a la persona utilidad e inteligencia para hacer frente a los demás. Fortalece la auto estima y la fuerza de voluntad, y el poder de determinación. Si se conecta con la cualidad solar del oro, los niveles superiores de conciencia también se pueden integrar al “ego”. Como esencia alquímica, el “Carlsmetall” estimula diversos chakras al mismo tiempo: el plexo solar, el chakra del tercer ojo, y el chakra coronario, así como el chakra de la raíz y el chakra del pie para no perder la conexión a tierra en toda esta espiritualización. Todo esto junto allana el camino a los humanos para un desarrollo de la personalidad y de la conciencia desde “la oscuridad a la luz”, hacia la “cualidad del sol y del oro”.