El ámbar Las “Lágrimas de los
Dioses”
Puesto que han pasado muchos años, el ámbar
esta teniendo un resurgimiento como joya y como fumigante, y durante
un período corto de tiempo, está también disponible
en una forma alquímica líquida: adecuada para las
recetas de Paracelso, una herencia de una esencia del ámbar
disuelto, el cual se considera un remedio universal desde la Edad
Media.
Ulrich Arndt
“Esta es una medicina noble para la cabeza, el estómago,
intestinos y otras afecciones nerviosas, lo mismo que contra
las piedras”. De esta manera, Paracelso adoraba la esencia
de ámbar y además escribió: “Ese es
el Magisterium Carabe (él describía al ámbar
de esta manera), que ha mostrado de muchas maneras sus maravillosas
virtudes”.
Todavía en el siglo XIX, al ámbar se le consideró como
un tipo de remedio para todos los propósitos. Hoy en día,
su poder de curación está casi olvidado y, lo que
se preservó al público en general, fue únicamente
el conocimiento sobre la aplicación del ámbar utilizado
en collares para niños para combatir la afección
en los dientes. De este modo, el ámbar fue altamente valorado
desde hace siglos como una piedra curativa, fumigante y medicinal.
Ya en la Edad de Bronce, sobre 1300 DC, se descubrió el ámbar,
empezando desde las costas del Báltico, a todos los lugares
de Europa, y fue muy codiciado como “El Oro del Norte”.
El ver un ámbar claro en particular, incluso liso, todavía
hoy en día, fascina al observador. Y su resplandeciente,
extrañadamente fundido y coagulado brillo, además,
calienta el corazón y la mente y calma las emociones.
En los tiempos antiguos, los Teutones lo llamaron “Glaesum”.
Se deriva de la antigua palabra germánica “Glaes” y “glisis” y
quiere decir brillar, de la cual se deriva la actual palabra
vidrio. Los romanos la llamaron succinum, de acuerdo a su origen,
la savia de los árboles, llamada “succus”.
Los griegos lo llamaron ámbar “electrón” y
se refería a sus extraños poderes, así como
son bien conocidas hoy en día las cualidades electro-magnéticas.
Desde el siglo XIII, se le llama “Agtstein”, “aiten” en
el Antiguo Alemán Superior, que quiere decir algo así como “quemar” o “Börnstein”,
derivado de “börnen” (que significa “quemar”)
-por lo tanto, se la llamó “piedra que quema” de
la cual, hoy en día, la palabra se ha transformado en “Bernstein” (el
significado de amber en Alemán).
Como casi cualquier otra “gema”, el ámbar
está asociado e incluso considerado como “Las Lágrimas
de los Dioses” -de tal manera que, por lo menos, el mito
de Phaeton describe su origen.
Nacido del Fuego y el Agua
Ovidio describió el mito de Faetón
en su “metamorfosis” y fue preservado también
en muchas variaciones por otros poetas. Faetón (ing. El “radiante”,
el “brillante”) es el hijo de rey Sol, Helios y Climena,
una de las hijas de Okeanos -es decir, un niño de una arquetípica
unión del principio del fuego y el agua. Faetón creció con
su madre y, puesto que fue atormentado a causa de su dudosa procedencia
real por los chicos de su edad, un día quiso demostrar a
todo el mundo que el Dios Sol era realmente su padre. Persuadió a
Helios de que él mismo podía conducir el “Carro
Solar” durante todo un día por el cielo. Como a Faetón
no le fue posible domesticar a los caballos del Carro Solar y el
sol estaba quemando una mitad de la tierra, Júpiter con
un destello lo arrojó del carro. Faetón cayó al
río del cielo llamado Eridanus y se ahogó. En sus
orillas sus hermanas se lamentaron por él. Debido al dolor,
se helaron y se convirtieron en árboles. Pero sus lágrimas
se volvieron ámbar. Por lo tanto, de ahí el epíteto “Las
lágrimas de los Dioses” respectivamente las “Lágrimas
de las Hijas del Sol”.
El mito de Faetón recuerda la armoniosa integración
de las fuerzas elementales masculina y femenina en uno mismo. De
otra manera, el principio solar (quemado por el carro solar y por
el destello de Júpiter) y del principio del agua (ahogado
en Eridanus y inundado de lágrimas) mutuamente cubiertos
de espuma. Este principio equiparado entre los procesos ardientes
y acuosos se encuentra de nuevo en la aplicación tradicional
de curación.
Aquí, es utilizado para parar el flujo sanguíneo,
así como el pus, así como también se le utiliza
con fiebre; ambos son aplicados con “exceso de espuma”,
para el crecimiento de úlceras y también con endurecimientos
y formaciones de piedras. Además, al ámbar se le
atribuye una gran capacidad para crear pomadas y aceites.
Hoy en día, su uso es muy familiar como fumigante, como
joyas y como piedra de curación.
Remedios tradicionales
La aplicación más sencilla del ámbar
es llevarla como joya en contacto directo con la piel. Como piedra
de curación se la aplica para afecciones del estómago,
bazo, hígado, vesícula biliar y riñones y
para problemas de piedras y nerviosismo. De esta manera, por ejemplo,
el duque de Albrecht le dio ámbar a Martin Luther como medicina
para su enfermedad de piedras. Mientras la llevaba, soportó mejor
una “naturaleza resplandeciente”, una flexibilidad
y creatividad fortaleciente y le ayudó a mantener valores
tradicionales de una manera positiva.
Cuando la resina petrificada es utilizada como fumigante, su humo
tendrá efectos purificantes y ayudará mentalmente
a digerir e integrar “viejos temas”. Se inhala con
determinación cuando hay afecciones de estómago,
ansiedad cardiaca, falta de aire y punzadas en el costado. Además,
el incienso de ámbar debería expulsar la parálisis,
la gota y el reumatismo.
Ya Plinius, el Viejo (murió en el 79 AC), también
recomendaba el consumo del remedio de ámbar para enfermedades
oculares llevando una cadena de ámbar para combatir enfermedades
de la garganta, fiebre y desórdenes mentales. Dioskurides
y Galen (s.I AC) utilizó el ámbar para combatir afecciones
del estómago, diarrea y flatulencia y su contemporáneo
Rufus de Efesos alabó al ámbar como medicina universal.
Hildegard von Binger (1098–1178) recomendaba también
el consumo del ámbar para dolores de estómago e intestino,
micción agravada, contra la muerte negra, y mezclada con
vino como una forma de remedio universal. Y ya en la Edad Media,
se utilizó también el ámbar como polvo para
heridas, en vendajes para heridas y en pomadas curativas.
Georgius Agricola (1494–1555), un famoso doctor y alquimista,
un farmacéutico de pueblo en Joachimsthal y Chemnitz, descubrió ya
en sus experimentos con el ámbar la extracción de ácido
de ámbar a través de la destilación, lo cual
siglos después sería de gran importancia para la
producción de colores. Como doctor Agrícola apreciaba
altamente los remedios del ámbar, para ello “posee
la habilidad de propagar y, por lo tanto, tomarse como bebida,
para la hemorragia allá donde aparezca. Inhibe el vómito,
la diarrea, piorrea que ataca las úlceras y, finalmente,
catarros de cabeza y, de esta manera, es efectiva contra el dolor
de garganta. Vitaliza también el torso y otras partes del
cuerpo”. “Además, el ámbar es bueno para
el corazón y con “palpitaciones de corazón”. “Más
aún, el fumigante de ámbar blanco expulsa la epilepsia” escribe
el Agrícola.
Sebastián Münster, un hebraísta e humanista,
famoso por su primera edición completa de la Biblia Hebrea
en 1534, recomienda: “En medicina uno utiliza el “Austein” (= ámbar), … así,
si uno lo bebe, para el desagrado del estómago, para todo
fluido que da lugar a las úlceras …” Más
aún, iba bien contra las afecciones de estómago y úlceras,
así como para problemas de tiroides.
Los últimos médicos, especialmente en el S. XVII
y XVIII, recomendaban remedios de ámbar para enfermedades
reumáticas, enfermedades de corazón, de piel y otras
convulsiones, neuropatías, enfermedades de los pulmones
y, especialmente, contra la formación de úlceras
en los pulmones y riñones, para los constipados de tos comunes,
entumecimiento del cuello y degeneración de las articulaciones. “Mezclado
con aceite de rosa y miel, el ámbar cura los daños
en los oídos, utilizado internamente, fortalece el estómago
y lo libera de viejas y malas humedades … fortalece enormemente
el corazón, saca la ictericia, expulsa las piedras y alivia
el dolor, para la sangre en la orina”, Johann Schröder
declara en su libro “Trefflich versehender medizin-chymischer
höchstkostbarer Artzneiy-Schatz” (proporcionando con
precisión sustancias medico-químicas como tesoro
altamente valioso de las medicinas), publicado en 1709. Y además,
escribe: “El “Agstein” (ámbar) es verdaderamente
un remedio contra casi todas las principales enfermedades … principalmente,
sirve a la cabeza y nervios, ya que, apenas hay otro que lo iguale
en todos los tres reinos … con catarros “Agstein” (ámbar)
es un remedium specificum. Con el ámbar, se cura de la mejor
manera la fiebre de catarro.”
El proceso alquímico
“La práctica del Carabe es como sigue”,
explica Paracelso la primera simple preparación de una esencia
de ámbar en el sexto libro del Archidoxis. “Toma el
Carabe (= ámbar) bien pulverizado. Luego, añádele
Circulatum (= un disolvente de alquimia; para los primeros experimentos
condicionalmente sustituible por alcohol de alta graduación)
en una botella y déjalo en cenizas durante seis días.
Luego, destílalo tanto como se encuentre aceite en el fondo”.
Este aceite puede, además, ser procesado para consumo, para
que “circule (el aceite con) licor de vino, por la esencia
y por sí misma se transforme mejor y el Menstruum disuelto
sea más fuerte… la tintura ha de ser amarilla-dorada … La
dosis para esta esencia es de 20 a 30 gotas.” Según
Johann Schröder, mientras que una esencia se preparaba de
esta manera, tenía un efecto curativo universal, el proceso
con la ayuda del vinagre expulsaba específicamente el sudor
y la orina y fortalecía el corazón. “Echa vinagre
destilado sobre el “Agstein” (ámbar) blanco … déjalo
hervir durante varios días en la arena… hasta que
el vinagre destilado se vuelva rojo, filtrado y extraído
y repetir esto tres veces, luego, precipítalo con el zumo
de limones.”
Según Paracelso, hoy en día, la esencia del ámbar
se produce nuevamente y de verdad en los laboratorios altamente
especializados, donde más de las tres destilaciones mencionadas
son llevadas a cabo con el fin de conseguir un alto grado de purificación.
La razón: el gusto y el olor de la esencia de ámbar,
como ha sido siempre descrito, es “extraña” e
incluso “desagradable”. Según Paracelso, incluso
el ámbar tiene todavía una pizca de gusto típico
de resina.
Experiencias de los Terapeutas de hoy en día.
Desde comienzos de 2005, los terapeutas han reunido
sus primeras experiencias con la esencia de ámbar a través
de Paracelso, el cual está de nuevo disponible hoy en día.
Según sus informes, tiene de hecho, un sorprendentemente
intenso efecto purificador y equilibrador en todo el aparato digestivo
y en las vías respiratorias.
La esencia de ámbar activa de forma similar a como lo hace
la esencia de oro, todos los chacras al mismo tiempo y, por lo
tanto, ello afectará energéticamente de múltiples
maneras. Así pues el plexo solar, el sexual y el centro
de base son especialmente estimulados al estar bajo el control
de toda la “digestión” e “incorporación”.
A nivel energético, fortalece la armonía interna
-(particularmente las desarmonías secundarias a problemas
conectados con la sexualidad)- y rige los sexos y dificultades,
tocando los principios polares elementales del hombre y la mujer,
del fuego y el agua. De esta manera, la esencia de ámbar
contribuye a través de energías inferiores, a hacer
posible la integración de esta polaridad de una forma mejor
y a aceptarse uno mismo. Por lo tanto, ayuda a la superación
de las “viejas lágrimas” de heridas físicas
y ayuda a mirar al futuro con confianza.
Mientras que la esencia alquímica del ámbar está disponible
desde hace aproximadamente un año, el ámbar como
joya tiene su auge desde hace 2 ó 3 años, después
de haber sido casi insignificante durante cerca de 40 años.
Parece como si la energía específica del ámbar,
sus efectos de fuerza provenientes del “fuego y el agua” sean
de nuevo de especial necesidad en los tiempos actuales. Y, gracias
al redescubrimiento de la esencia del ámbar, según
Paracelso, hoy en día, uno puede “iluminarse” un
poquito desde adentro.
Referencias :
Ulrich Arndt, Schätze der Alchemie: Edelstein-Essenzen, und Metall-Essenzen,
ambos editados por la editorial alemana Hans-Nietsch-Verlag“, Friburgo
(Alemania)
Informe sobre las esencias de Paracelso (únicamente en Alemán): www.life-testinstitut.de und www.edelstein-essenzen.de
Bildquellen: ©Ulrich Arndt, Edith Ochs / www.pixelio.de
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